Pude identificar ciertas cosas que deseaba mejorar de mi vida, cosas que si lograba alcanzar creía me harían sentir mejor, con más animo, con más ganas.
Y una vez que había pensado en todo eso, convencida de que era la solución, de repente me encontré día tras día sin las ganas suficiente como para cumplir esos objetivos que me había puesto. Y eso me frustró.
Otra vez confusión. ¿Como sigo? ¿Qué hago?
Si ya creo tener la solución para sentirme mejor, ¿por qué no logro llevarla a cabo?
Y mientras uno siente toda esa confusión, ese desgano, esa falta de motivación el mundo no se detiene. Probablemente la mayoría debamos continuar con nuestros trabajos, con nuestras rutinas, quizás con el estudio, ocupándonos de la familia, etc.
Pero ya les seguiré contando como continuó todo. Antes quisiera saber…